Aunque conviene estar atentos al mar abierto, este rincón cercano a la localidad de Santa María de Guía oferta dos charcos recreados por el hombre idóneos para disfrutar de baños tranquilos en una costa de mar bravío. Con zonas de muy poca profundidad y otras de hasta tres metros, el enclave es perfecto si lo que se busca es relajarse sin aglomeraciones ni ruidos urbanos, su rocoso fondo y cristalinas aguas renovadas continuamente por el mar, esta piscina natural le permite nadar en toda tranquilidad.
Aunque ese aislamiento impide disfrutar de algunos servicios, esto se compensa con el goce de un Atlántico domesticado que, sin embargo, renueva el agua de ambas piscinas con regularidad. Sí hay un amplio solárium, barandas y un acceso sin dificultad a unos minutos del aparcamiento. El agua cristalina transparenta el fondo rocoso de un enclave referente para los amantes de los charcos y que se sitúa junto a amplias extensiones del célebre plátano canario. Una visita a apuntar en cualquier agenda.
El acceso es muy sencillo, para llegar a la piscina natural de Roque Prieto hay que tomar el desvío hacia el pueblo de La Atalaya desde la autopista GC-2. En el pueblo hay que dirigirse hacia la iglesia y la plaza y desde allí hacia el campo de fútbol. A continuación la carretera GC- 294 le lleva directamente hasta la zona de aparcamiento junto a la piscina.
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