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Flora de Gran Canaria

Flora de Gran Canaria

En Gran Canaria existen más de cien variedades que sólo pueden ser vistas en la isla, junto a otras quinientas especies cuya exclusividad comparte con el resto de territorios del archipiélago. Muchas de estas sólo son interesantes y valiosas para los botánicos, pero algunas, bastante excepcionales, pueden verse en muchos lugares de las islas.  Todo ello sustenta la afirmación que Canarias es para el estudio de la flora lo que las Galápagos a la fauna. Es visita recomendada el Jardín Botánico Viera y Clavijo, o Jardín Canario,visita obligada para adentrarse en este mundo natural único.

Como en las demás islas canarias de mayor altura, en Gran Canaria también se produce una estratificación en pisos de vegetación. En Gran Canaria se distinguen los siguientes:

Cardonal - Tabaibal

De 0 a 800 m según vertiente. El cardonal-tabaibal es un estrato semidesértico, con pocas precipitaciones. Se caracteriza por la presencia de un matorral xerófilo de especies del género Euphorbia como el cardón, varios tipos de tabaibas como la tabaiba dulce o la tabaiba salvaje y los verodes. Junto a ellas figuran una especie de la familia Asteraceae, el verode (Senecio kleinia), y un cortejo de plantas que en menor o mayor medida se han adaptado a las condiciones xéricas o salinas, entre las que podemos citar al balo (Plocama pendula), los cardoncillos (Ceropegia fusca y Ceropegia dichotoma) y algunos bejeques (especies de Aeonium).

Además se dan otras muchas especies, entre las que destacan especies arbustivas que pueden alcanzar varios metros de altura como los balos y los tarajales.

Piso de Transición o Bosque Termófilo:

Suele ocupar la franja entre 200 y 600 o 1000 m, dependiendo de la orientación. Se trata de una zona con mayor grado de humedad y precipitaciones y una menor insolación. Se caracteriza por especies termófilas arborescentes como palmeras, dragos, acebuches, lentiscos, almácigos, sabinas y otros endemismos macaronésicos como mocanes y barbusanos, y exclusivamente canarios como los guaidiles.

Gran Canaria cuenta con entre 1500 y 2500 hectáreas de acebuchal-lentiscal y algunos fragmentos de almacigares, que con unas 20 hectáreas son los mayores de las islas. Los palmerales ocupan, sin embargo, más de 1200 hectáreas. También existen sabinas aisladas, que no se sabe si formaron sabinares en el pasado, o si eran parte de un bosque termófilo mixto.

Esta formación vegetal está amenazada por la pérdida de hábitat, al coincidir su ubicación con las zonas más densamente pobladas. Aún así existen fragmentos de ratamares blancos en el barranco de los Cernícalos y en la Caldera de Bandama.

Bosque húmedo o monteverde ( Laurisilva y fayal-brezal)

Desde los 500m a los 1.200 m.  Su distribución natural está condicionada a la influencia de los vientos alisios en las vertientes norte de las islas, que da lugar a la formación del mar de nubes. La condensación de las nieblas, al incidir sobre las hojas de los árboles, produce una lluvia local a pie de cada árbol conocida como precipitación horizontal.

Las especies vegetales superiores que abundan son laureles, tiles, viñátigos, barbusanos, otras arbustivas menos exigentes como las fayas y los brezos, y otras de menor tamaño como el bicácaro, la cresta de gallo, y una gran variedad de helechos.

En Gran Canaria, debido a la presión antrópica, sólo quedan algunos reductos protegidos de laurisilva y de fayal-brezal en lugares como Los Tiles de Moya y el Brezal de Santa Cristina. Se trata de los restos de un antiguo bosque de laurisilva, muy extenso en el pasado, conocido como la Selva de Doramas.

Pinar

Desde los 600 o 1000 hasta los 1949 m, dependiendo de la orientación. El pino canario ocupa grandes extensiones, generalmente abiertas, con ejemplares de más de 20 metros, y un sotobosque casi siempre escaso, raramente asociado a otras especies arbóreas. Existe una menor influencia del mar de nubes, y una progresiva disminución de las precipitaciones en altitud.  Los pinares son formaciones boscosas muy resistentes a la climatología adversa 

El sotobosque puede estar constituido por fayal-brezal en la vertiente norte; por retama amarilla y codesos, en la cumbre; y por escobones, jaras y jarones, en la vertiente meridional.

Son de especial interés los pinares de Tamadaba, Pajonales e Inagua.

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